jueves, 18 de junio de 2009

Cumpleaños.







Podía caer en el tópico de decir "parece que fue ayer..."



Ha sido un año de esos que entran a saco en la vida de las personas.



Era un 16 de Junio por la tarde, Clara llama y nos dice -"Voy a Hospital para una revisión, a lo mejor nos quedamos allí." Nosotros tardamos, con una precisa intendencia, pocos minutos en organizarnos. Salimos hacia Granada y hacia el Virgen de las Nieves. Que trabajo nos dio el encontar a nuestra hija. Allí estaba ella con su enorme barriga, su natural relajado, su valentía y una sonrisa que nos anegó de dulzura. Migue a su lado ponía la guinda a la beatífica escena.
Nuestra Clara, mi Clarita, estaba preparándose para el parto. Uno no entiende muchas cosas, pero muchos menos el que tu "niña" se haga mujer.
Nos retiramos y a la mañana de nuevo al hospital. Todo el día en espera, las horas densas, eternas. La cabeza funcionando, mi Clara en el paritorio y yo rezando a los dioses por su integridad, su salud y su niña.
Había salido a recoger a Amura. Eran las siete de la tarde, benditas siete de la tarde. El parto había tenido algún problema pero su madre salió y nos anunció el nacimiento de Paula. A muchos nos faltaban ojos para llorar. Una inmensa alegría, quizás podemos hablar de una dimensión infinita de la alegría me embargó cuando supe que estaban bien y aún se multiplico la felicidad cuando vemos a Clara y nuestra primera Paula en brazos.
Paula aparecía sonrosada, con su carita muy redondita y muy perfilados todos sus rasgos. Abría los ojos muy despistada pero enseguida se empleó con la teta de su madre.
Le busqué los pies y me extasié ante esos deditos , ante ese milagro de la vida y comprendí la grandeza de Dios y de nuevo a él le mostré mi gratitud.
Era aún casi nada y ya se había introducidos muy adentro de nosotros.
Durante esos doce meses hemos pasado por muchas etapas.
Aún recuerdo mi obsesión por aprenderme su cara. Me pasaba las horas contemplándola para aprendermela, tenía necesidad de individualizarla.
Recuerdo la visita de su bisabuelo a verla y como en el salón se encontraron el principio y el final.
Luego han ido pasando los meses y uno ha ido aprendiendo, ha ido aumentando su cariño y disfrutando de cada una de sus conquistas de relación.
Las primeras sonrisas provocadas, las primeras veces que nos echaba las manos, las primeras "gracias" que nos hacía, sus dolores de barriga, sus dientecitos, sus primeros movimientos bípedos... a todo hemos asistido expectantes y maravillados.
Hoy ha sido el primer cumpleaños de todos. Clara como mamá, mi Clarita es mamá y nosotros como abuelos.
Ella le está dando un nuevo sentido y un nuevo valor a nuestras vidas.
¡La quiero tanto que se puede tocar el cariño!